lunes, 25 de febrero de 2013

Manifiesto feminista: Relaciones entre mujeres


Hay muchas ideas circulando acerca de las relaciones entre mujeres. Una de ellas es que existe una terrible enemistad entre nosotras: “No hay peor enemiga para una mujer, que otra mujer”. Y esta disputa, según esta visión, es por los hombres, como si no tuviéramos suficientes problemas para andar por la vida “peleándonos por los hombres”.
La segunda idea que circula sobre las relaciones entre mujeres es que están mediadas por la envidia. De acuerdo a la RAE la envidia es tristeza o pesar del bien ajeno o como deseo de algo que no se posee, aquí ya no se trata solo del ser masculino sino de atributos físicos, posición social, trabajo, y una larguísima cadena de etcéteras.
Las feministas italianas de la Librería de Milán, creadoras del feminismo de la diferencia aportaron reflexiones y debates sobre las relaciones entre mujeres. Un aporte conceptual es la sororidad, entendida como relaciones solidarias entre las mujeres. Viene de la palabra sorella que significa hermana y define una relación interpersonal entre mujeres, tan antigua como el mito griego que describe a Artemisa, Diosa de la caza, como la protectora de las jóvenes para que no fueran raptadas, violadas y / o sacrificadas.
De acuerdo a las tradiciones del pensamiento occidental, las fraternidades o hermandades entre hombres nacen de las alianzas que éstos han realizado con los dioses y de quienes han recibido el poder de mandar. En el libro del Génesis se narra el pacto que Dios hizo con Abraham, quien recibió el poder legítimo para ser el jefe de su familia y de su pueblo, así como el derecho de dictar los lineamientos y las decisiones sobre lo que deberían o no hacer.
De estas alianzas con la divinidad nacen las fratrías o hermandades, espacios dónde los hombres se alían y establecen relaciones de dominación tanto en la esfera pública como en la privada.
La dominación no sólo es de género, sino también toca la edad, raza, nacionalidad, etnia, religión, política, clase social o económica. Las mujeres, atomizadas en la esfera de lo doméstico quedamos excluidas del pacto. Pero romperemos este confinamiento, al emerger a la vida pública (polis) y exigir nuestros derechos como ciudadanas. Y esto sólo se puede lograr haciendo alianzas plenas de sororidad entre nosotras y viviendo el affidamento, que es otra categoría que aportan las feministas de la Librería de Milán y que se define como el reconocimiento entre mujeres; valorarnos y admitir la autoridad y capacidad de otras.
Los planteamientos políticos de las feministas italianas con relación a las relaciones entre mujeres están plasmados en el libro No creas tener derechos (1987)[1]. Parten de la tesis que la grandeza femenina se ha nutrido de pensamientos y energías que circulan entre mujeres. Plantean que la amistad, solidaridad y complicidad entre mujeres es posible y será la fuerza transformadora contra el sistema patriarcal.
Para lograr esto es necesaria la educación feminista y como lo propone la pedagogía constructivista: el “des-aprendizaje”, porque la competencia y la rivalidad forman parte de la socialización en el sistema patriarcal. La sororidad es una nueva práctica que convoca a eliminar la idea de enemistad histórica entre mujeres.
Finalizamos con la frase de Kate Millet quien dice que: “Las mujeres ponen mayor empeño en mejorar sus relaciones con los hombres. Pero lo más importante es cambiar las relaciones con las mujeres”.

Guatemala, febrero 2013


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[1]Colectivo Librería delleDonne (1987) Non credere di averedeiDiritti (No creas tener derechos) traducción para RIMA y Safo Piensa de Gabriela Adelstein. Buenos Aires, 2004.